1906 – 1907
VIVIENDAS DE TOMÁS RODRÍGUEZ
(calle marqués Villamejor)
Este fue uno de los primeros edificios residenciales que construyó Antonio Palacios y, aunque la arquitectura doméstica del arquitecto nunca recibió el mismo reconocimiento que la de sus obras institucionales o comerciales, se trata de un conjunto bastante representativo y que ayudó a configurar la ciudad de Madrid a principios del siglo XX.
Tomás Rodríguez encargó al arquitecto un edificio de viviendas para alquilar, donde se instalara también su familia. El solar donde se realizó la construcción se encontraba en la calle marqués de Villamejor, número 3, una vía en la que Palacios ya había trabajado en 1903 para realizar la reforma del edificio de viviendas de Luis Harguindey, en el número 7, y en la que volvería a intervenir casi diez años después, con el encargo de Luisa Rodríguez Arzuaga para levantar un nuevo edificio de viviendas en el número 1.
La vivienda de Tomás Rodríguez se situaba en la planta principal, que ocupaba en su totalidad; el resto de los niveles presentaba dos viviendas por planta, en las que la zona de servicio y dormitorios se ubicó en la parte trasera, mientras que las estancias más representativas daban a la fachada principal. El acceso al edificio se realiza a través de la fachada principal, construida en ladrillo y revocada y decorada con cemento y estuquillo de arena de mármol y zócalo de granito. La decoración exterior se completa con dos torrecillas situadas cada una en un extremo del edificio.
Tanto la fachada como los interiores seguían una distribución de los espacios muy estructurada y se aprecia la influencia del modernismo y del secesionismo vienés. Destaca la rotonda que da acceso al patio de carruajes, que se articula en torno a un grupo escultórico circular. Otro punto interesante de este proyecto es el uso de la luz y cómo el interior recibía iluminación a través de la fachada principal y las puertas acristaladas que permiten el acceso al patio. Esta luminosidad, junto con la distribución del espacio en el vestíbulo lograba que el visitante, de manera intuitiva, avanzase hasta llegar a las escaleras, aun sin conocer previamente el edificio.
En la memoria del proyecto, Palacios destacó que la decoración aprovecharía los propios elementos útiles, de manera que la ornamentación resulta orgánica, limpia e integrada.