1913 – 1914
CASA COMERCIAL Y EDIFICIO DE VIVIENDAS DE LA CALLE CEDACEROS
Desde que realizó la reforma del edificio de viviendas de Luis Harguindey, en el número 7 de la calle marqués de Villamejor, Antonio Palacios mantuvo un estrecho contacto con el ingeniero. Una muestra de esta relación fue el encargo que Palacios recibió en 1913 por parte de la sociedad formada por Dámaso Torán y Harguindey.
Se trataba de un edificio formado por locales comerciales y viviendas, situado en la calle Cedaceros.
Palacios dedicó la planta baja a los comercios, como ya había hecho en otros proyectos similares. En este caso se trataba de dos locales amplios y diáfanos, divididos por el eje central del edificio, donde se hallaba la entrada y la escalera principal que daba acceso a los pisos superiores. Los locales tenían grandes escaparates que daban a la calle, pero también al vestíbulo central, que estaría abierto al público. El sótano serviría como almacén para los comercios mientras que las primeras plantas del inmueble estarían destinadas a oficinas y seguirían el mismo planteamiento que los locales comerciales, con la posibilidad de establecer separaciones en el espacio diáfano mediante mamparas de hierro o madera y cristal.
La distribución racional de los espacios seguía los esquemas habituales del arquitecto, pero es en la fachada donde encontramos la introducción de unos nuevos elementos en la arquitectura de Palacios. Antonio deja a la vista la estructura metálica del edificio, que combina con los diferentes elementos en piedra y las grandes cristaleras. La influencia de la Escuela de Chicago y la experimentación en este proyecto son evidentes. La fachada presenta una modernidad arrolladora, a la vez que conserva el dinamismo propio de Palacios, sin renunciar a la monumentalidad y verticalidad que garantizaba la integración del inmueble en el entorno urbano.
Las obras comenzaron en 1913 y un año después se inauguró el edificio. Antonio Palacios estableció aquí su estudio hasta finales de los años 20.
El inmueble ha sufrido a lo largo de su existencia numerosas reformas que han provocado la pérdida de la distribución original de los interiores. A principios del siglo XXI se efectuó una reconstrucción que tomó como punto de partida los planos originales de Palacios, una tarea complicada puesto que el arquitecto no conservó un archivo personal de sus proyectos y acostumbraba a regalar los planos y dibujos de sus obras, famosos por su exquisitez.